De las 4 megatendencias con las que nos inspira Gartner: movilidad, redes sociales, cloud computing y datos/Inteligencia Artificial (IA) es esta última la más relevante y la que mayor impacto va a producir en los próximos años. Ya estamos viendo de manera clara cómo la IA está impactando en más del 40% de los puestos de trabajo. Y el pronóstico aumenta si miramos a largo plazo, donde muy probablemente acabará afectando a la totalidad de los empleos.
En una primera fase, todas las tareas secuenciales y repetitivas realizadas hasta ahora por humanos serán reemplazadas por robots o sistemas automáticos que gestionarán datos a través de la IA.
Sí. Las tareas de menor valor añadido serán sustituidas y agilizadas por estos sistemas, de manera que dejarán de existir para muchos puestos de trabajo. Pero no debemos tomarnos esto como una amenaza, sino más bien como una gran oportunidad de dignificar el concepto del empleo y generar más trabajos de valor en los que habilidades relacionadas con la creatividad, la empatía, la inteligencia emocional y la generación de confianza van a tomar mayor valor y relevancia.
Estamos observando también como ese despliegue de tecnologías favorece la competitividad y productividad en muchas empresas, creando nuevos puestos de trabajo en mayor volumen que los que se destruyen. Evidentemente, esos nuevos puestos de trabajo no son iguales a los anteriores y van a requerir de una mayor preparación. Es ahí donde tenemos la oportunidad de crecer y avanzar profesionalmente.
Como todo proceso de cambio, esta transformación también lleva implícita una buena dosis de incertidumbre. Y por eso precisamente es necesario aplicar criterios éticos y formarnos correctamente para aprovechar al máximo las nuevas oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías.
El uso de la inteligencia artificial, para que sea exitoso, deberá enfocarse en criterios éticos y de impacto que nos ayuden a combatir las manipulaciones y las noticias falsas, conocidas como “fake news”.
En GIC lo tenemos claro: Ante nosotros se presenta una nueva revolución y en nuestras manos está aprovecharla para dignificar puestos de trabajo y ser más eficientes y productivos, sin perder de vista que el fin debe ser siempre lícito desde el punto de vista ético y social.